El término ‘escaño’ proviene del latín ‘scamnum’, que era el nombre que recibía en la Antigua Roma el banco de gran tamaño y con respaldo en el que se sentaban juntos varias personas, normalmente afines en ideas e intereses.
Este tipo de bancos solían estar en los foros públicos y senado, por lo que no se tardó en relacionar el nombre del asiento (escaño) con el puesto que ocupaba un representante en él. La noción de escaño, también se emplea para nombrar al asiento destinado a los parlamentarios en las distintas cámaras legislativas.
Con el paso del tiempo la mayoría de parlamentos cambiaron los bancos en los que se sentaban varios representantes políticos por butacones individuales, pero a pesar de ello se continuó llamando escaño e incluso es muy habitual que se utilice el término ‘bancada’ al conjunto de parlamentarios de un mismo grupo político.